Hoy les queremos
ofrecer un cuento muy bonito que les va a gustar.
Picote: un lorito
alegre
¡Nadie le iba a enseñar a Picote a divertirse! ¡ No, señor!
En cuanto se despertaba, se lustraba el pico y las patitas,¡Y ya
comenzaba a dar vueltas alrededor de su aro dorado!¡Que lindo y que mareo!.
Después, venía algo tan
importante, que de solo pensarlo, a Picote se le erizaban las plumitas. Se ponía su malla, y abría la
manguera del patio... Claro que como no le gustaba mojarse, se protegía debajo
de un paraguas.
Ahora llegaba el momento de la comida: es decir, de espiar
como los conejitos preparaban su budín de zanahorias y se chupaban
las patas para no desperdiciar ni un poquito.¡Qué contentos estaban!¡Quien no
estaba contento era Picote!
“Porque la verdad es que tengo muchas ganas de jugar con unos
amiguitos”, pensó Picote, dando con tristeza, vueltas en su aro dorado. “Tal
vez no sea tan difícil encontrar un amigo.”
Y se fue a ver a los pajaritos.
-Los pajaritos están en los árboles, y toman agua en la fuente,
gota a gota –se dijo Picote.
Entonces, pensó regalarles un vasito, y al colocarlo en el nido,
casi lo voltea.¡Como se enojaron los pajaritos!
-¡Voy
a jugar a la pelota con los perritos¡- decidió. Pero los perritos creyeron que
Picote quería picotearles la pelota, y ladraron con tanto guau guau, que Picote
salió a esconderse rápidamente detrás de un árbol.
Y allí estaba escondido Picote, cuando oyó un gruñido
malísimo.¡Venía el zorro! Los pajaritos y los perritos se asustaron; pero
Picote con voz fuerte y muy clara, dijo:
-¡Vete, zorro, que si no te
va a ir mal!
-¡ Por acá anda un cazador!- gruñó el zorro, pero muy bajito, para
que no lo oyeran, mientras se escapaba hacia el bosque. Desde esa vez Picote
tuvo amigos y no volvió a jugar solo.
KAREN
G. y GIANELLA P. 5º”B” - Agosto