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Diario Mural es un proyecto educativo que desarrolla los propósitos de las áreas de Lengua, Biblioteca e Informática.

Es elaborado por alumnos de segundo ciclo y supervisado por el equipo docente.

Aquí podrás encontrar todos los trabajos realizados.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Cuentos clásicos para leer y recordar

Pinocho

Geppetto era un artesano muy anciano. Diestramente, daba los últimos retoques a una hermosa marioneta de madera que había construido.
-¡Que bonito es!-pensó-, lo llamaré “Pinocho”.
Cuando el anciano de hubo dormido, apareció un hada.
Queriendo premiar al buen Geppetto, con su varita mágica tocó el muñeco y le dio la vida.
¡Qué alegría tuvo Geppetto cuando se percató de su marioneta se movía y andaba!
Pero el buen anciano quiso que el muñeco fuera a la escuela…
Pinocho, en vez de ir a la escuela, se iba con otros niños de su edad , realizando travesuras. Lo cierto es que al dejar de estudiar les salieron orejas y cola de burro.
Y un hombre se los llevo para hacerlos trabajar y sacar provecho de ellos.
Pinocho se dio cuenta de que lo había encerrado en una jaula. Cuando el hada se le apareció, Pinocho le contó lo ocurrido, pero a su manera…., mintiendo; entonces le empezó a crecer la nariz. Pinocho se arrepintió y el hada lo perdono.
Geppetto, al saber que Pinocho se había marchado de casa, fue en su búsqueda.  Subió en una barca y comenzó a buscarlo por todas partes. Estando en alta mar, una ballena se lo tragó.
Una vez dentro de la ballena, el buen Geppetto pensaba que no volviera a ver a su querido Pinocho; pero el hada llevo a Pinocho junto a la ballena que había  tragado al diestro artesano. Pinocho, con una balsa, se adentró en la ballena. ¡Que sorpresa se llevó al verlo!
Pinocho encendió en fuego dentro de la ballena y ésta, molesta por el humo, abrió su enorme boca,  Geppetto y Pinocho  salieron en la balsa. Que alegría tuvo el buen Geppetto  al oír que Pinocho le decía:
-¡Papá, papá…! ¡Ahora soy un niño de verdad!
Llegaron al pueblo . Pinocho se convirtió en un niño muy estudioso, y fueron muy felices.


Agustin y Cristian 6 A